Síntesis
Diversidad lingüística y tolerancia en Colombia
Néstor
Alejandro Pardo García.
La lengua está en constante cambio y
movimiento. Cada día nacen nuevas expresiones o palabras creadas con el fin de
designarle un nombre a las cosas, situaciones, sentimientos y otros aspectos
que atañen a la vida del individuo. Es así pues que resulta imposible tratar de
controlar que en la lengua no existan variaciones y además es inconcebible
pensar la lengua como única, ya que de
esta se derivan variaciones en las que hay que tener en cuenta la historia
detrás de estas, un contexto específico, las diferentes personas que la hablan, etc. En
Colombia, la lengua oficial es el español, pero presentan alteraciones a lo
largo del territorio colombiano. Esto quiere decir que no se habla de la misma
forma en el sur o en el norte del país y que en la parte oriental hay
variaciones lingüísticas distintas a las que hay en la occidental.
Adicionalmente, a pesar de que en Colombia el español sea reconocido como
lengua oficial, no quiere decir que no se hablen otras lenguas a lo largo del
país. Colombia cuenta con 65 lenguas indígenas, dos lenguas criollas y además,
otras lenguas que vienen de otras partes del mundo, gracias a la inmigración.
Cabe pues afirmar que Colombia es un país inmensamente diverso en términos de
materia lingüística, pero debido a esto, existen diferentes actitudes
lingüísticas frente a una lengua no oficial o a una variación, inclusive no
solo hacia la lengua en sí, sino también cómo son definidas y consideradas las
personas que la hablan.
Para empezar, el autor ilustra quiénes son
los encargados de determinar qué es una lengua o que es un dialecto, afirmando
que esta decisión es más de carácter político que lingüístico. Manifiesta que
no son los hablantes debido a que en muchos de los casos, no son conscientes de
que están hablando una lengua diferente, como sucede con los hablantes del
criollo. Asimismo, ejemplifica también el Tukano-oriental, en el que los
hablantes sí consideran que hablan una lengua distinta, pero que debido a su
inmensa similitud, tiene más peso el punto de vista léxico-estadístico a pesar
de que se presente la exogamia
lingüística que no permite que dos personas que hablen la misma lengua, se
casen, ya que son considerados hermanos, generando así pues conflictos e
inconformidad dentro de esta comunidad. Por otro lado, los lingüistas tampoco
lo determinan ya que no tienen el suficiente prestigio y son más bien
consultados en casos de curiosidades idiomáticas o de la forma correcta de
ciertas expresiones. Asimismo, resulta complicado establecer cuáles lenguas son
colombianas y cuáles no. En el texto son mencionadas varias lenguas, como el
Hebreo, Coreano y el caso de la diáspora árabe, en donde cada uno de sus
hablantes ha vivido acá, ha realizado su vida y ha tenido hijos en territorio
colombiano, es decir, a pesar de que sus raíces pertenecen a otro lugar del
mundo, es Colombia su hogar y el lugar en donde estas expresiones culturas se
han expresado. Estas últimas, hacen parte de las minorías lingüísticas de
Colombia, así como también lo es la Lengua de señas colombiana (LSC), la cual
es la lengua perteneciente a la comunidad con limitaciones auditivas. Esta
última, ha pasado por ciertas dificultades debido a que poco se le conoce, su
comunidad es muy pequeña y que las personas que lo hablan son de distintos
contextos geográficos y de diferentes estratos económicos, resultando tortuoso
el trabajo con esta comunidad. Se encuentra también el caso bilingüe, que debe
ser llevado a consideración, en donde se encuentran maestros y egresados de
colegios bilingües.
Como ya es sabido, en Colombia existen
diferentes dialectos, es decir variaciones que están relacionados con las zonas
geográficas en donde una lengua es hablada, como lo son nariñense o pastuso,
bogotano, boyacense, llanero, paisa, opita, etc. También existen los dialectos
sociales, que como su nombre lo indican están relacionados con las variaciones
presentadas en cada clase social. El autor de este texto expresa que el
dialecto que posee más importancia, el de más renombre es el bogotano de clase
media alta, demostrándolo a través de un experimento, en donde soluciones
frente a un tema, ligeramente modificadas entre sí, eran leídas respectivamente
por una persona con acento paisa, costeño, pastuso y bogotano clase media alta.
Efectivamente, las propuestas aceptadas y consideradas como las más adecuadas,
eran las leídas con acento bogotano clase media alta, independientemente de que
en realidad eran las mismas soluciones pero modificadas sutilmente. Así pues se
puede evidenciar, que la persona que se comunica con acento bogotano clase
media alta, es considerada más inteligente, de admiración y de autoridad frente
a las otras personas con un acento distinto a este.
Algo similar sucede con las Lenguas
Indígenas en donde se ha estigmatizado fuertemente a las personas que lo
hablan, considerándolas de un grupo más bajo, pertenecientes a una subcapa de
la sociedad. El indígena es el común jornalero o la empleada de servicios, en
donde son asimilados como lo mencionado anteriormente, con lo más bajo posible.
Para centrarnos más en este caso, es importante ilustrar la situación vivida
por las comunidades indígenas. En primer lugar, aunque se encuentren en su
región, deben hacer uso del español para comunicarse efectivamente con las
autoridades y organismos gubernamentales. Lastimosamente, las personas que van
a trabajar a lugares en donde viven comunidades indígenas prefieren quejarse
del poco español de estos, exigiendo que mejoren su nivel, en vez de estos
acercarse a la lengua de la región. Como si no fuera suficiente, el sistema
educativo no se ajusta a las necesidades de los niños, en donde hasta su misma
historia y aspectos de su cultura son comunicados en español y en donde deben
aprender de la misma forma que aprenden los nativos del español.
Como se ha podido percibir a lo largo del
texto, existe un fuerte fenómeno de discriminación, el cual, la mayoría de los
casos se encarna en el humor. ¿Por qué en este último? Puesto que es un recurso
utilizado para decir aquellas cosas que no podríamos decir en otros contextos. El
autor define acertadamente esta situación al afirmar que si un grupo hace
chistes de otro grupo sistemáticamente y además, incluyendo características
desfavorables del otro, es inmediatamente discriminación. Así pues, el chiste
como acto de habla es indudablemente una forma clara de discriminación social y
lingüística. No hace falta esforzarse demasiado para encontrar la cantidad de
chistes con carácter despectivo hacia pastusos, paisas y otros dialectos
distintos al bogotano de clase media alta y además, hacia los indígenas.
Chistes también relacionados a la clase social, en donde se imita la forma de
hablar característico del estrato.
En conclusión, a pesar de que Colombia
posea una gran diversidad lingüística, no somos conscientes de esta, ya que el
español se impone frente a las demás lenguas que tienen lugar en Colombia, como
lo son las indígenas, criollas; fenómeno conocido como imperialismo
lingüístico. Adicionalmente, como fue mencionado anteriormente, la decisión
frente a la determinación de qué es considerado dialecto y qué lengua, es más
de carácter político que lingüístico. Por otro lado, a lo largo de la historia
de Colombia, el español bogotano clase media alta es el popularmente aceptado
como el apropiado para temas de gran envergadura, desprestigiando los demás
dialectos existentes en el país. Es así que estas actitudes lingüísticas frente
una lengua u otra, son expresadas mediante humor, específicamente mediante
chistes, en donde se evidencia fuertemente la discriminación e intolerancia
hacia las variaciones lingüísticas de nuestra lengua y hacia las personas que
lo hablan. Para finalizar, es importante poner más atención a las minorías
lingüísticas de Colombia, mediante una mayor inclusión, en medios de
comunicación y en otras instancias. Además, impulsar políticas que promuevan el
respeto, que se aprenda a ver la diversidad lingüística como un enriquecimiento
cultural y no como algo de que hacer chistes al respecto. También, aceptar la
idea de que no hay lenguas bonitas o feas, todas deben ser valoradas por igual
y conservadas, ya que detrás de ellas hay una historia y personas que conciben
el mundo mediante estas.
Link de la exposición: https://drive.google.com/file/d/0B-kyzyKszBatZWdSck04Znh4YUU/view?usp=sharing
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