La
lingüística aplicada se ha interesado por un buen tiempo en los fenómenos de
contacto de lengua, pues estas situaciones generan otras más complicadas que
son dignas de ser estudiadas. Entre estos fenómenos uno de los que ha generado
mayor controversia son el bilingüismo. El caso del bilingüismo es complejo,
pues es considerado por muchos autores como un concepto poco unívoco, variable
y que evoluciona con gran dinamismo (Bermúdez Jiménez & Fandiño Parra, 2012).
Sin embargo, algunos autores con el paso del tiempo se han atrevido a construir
y proponer definiciones que dan clara muestra de la constante evolución del
concepto. Por ejemplo, las primeras definiciones limitaban el bilingüismo a un
dominio de lenguas equivalentes a las de un nativo (Bloomfield, 1933), pero
otras autoridades del tema refutaron el concepto debido a que este delimitaba y
excluía muchos otros contextos que podrían ser denominados como bilingües. Por
esto, en 1959, Weiss afirma que el bilingüismo es un uso de dos lenguas de
manera pasiva y activa por el mismo sujeto, con esta propuesta la
característica de nativo es eliminada de los requisitos. No obstante, la
definición seguía siendo demasiado limitada, y tras muchos años de estudio Lam
(2001) propone un nuevo concepto que denomina el bilingüismo como un fenómeno
de comunicación y competencia en dos lenguas. Dicho esto, es claro que no
existe una definición universal y oficial de lo que es el bilingüismo, pero si
es posible afirmar que este es un fenómeno de contacto de lengua, pues es una
situación en las que dos lenguas coexisten.
Debido a las diferentes
posturas frente al concepto de bilingüismo, diferentes disciplinas han afirmado
que, como resultado de esta propiedad dinámica, no es posible afirmar que haya
solo un tipo de bilingüismo, sino que existen diferentes casos, que son
permeados por distintas características. Por ejemplo, autores como Hamers y
Blanc (1983) hacen una categorización de tipos de bilingüismo desde la
perspectiva de la sociolingüística. Ellos dividen a los bilingües teniendo en
cuenta su sentido de pertenencia o identidad cultural como biculturales,
monoculturales en L1, monos culturales en L2 y actualizados o anómicos. En los
biculturales hay una diferenciación con los dos grupos culturales de las
lenguas que aprendió, en los monoculturales en L1 se mantiene una identidad con
la cultura de su L1 mientras se va adquiriendo la segunda lengua. En los
bilingües aculturalizados hacia L2 hay adaptación de la cultura de la L2 y se
logra dejar la cultura de la L1. Por último, el aculturalizado en anomía ni
deja la cultura de la L1 ni logra adoptar la de la L2.
Por
otro lado, desde la perspectiva psicolingüística también se han hecho
incursiones en el tema, desde autores como Weinreich teniendo en cuenta
distintos factores como el grado de separación de los sistemas lingüísticos
(Compuesto y coordinado), donde los bilingües compuestos manejan un mismo
significado para dos significantes y, por ello, no hacen distinciones entre
términos de las dos lenguas y sus significados, mientras que cuando son
bilingües coordinados, en cada lengua tienen un significado y un significante
para cada concepto que conocen, por consiguiente, usan como monolingües cada
lengua. Así mismo, según el momento de adquisición de las lenguas (simultaneo,
secuenciado, temprano o tardío), dentro de estas clasificaciones, quienes
comienzan a adquirir su segunda lengua al nacer son los tempranos y quienes lo
adquieren luego de varios años de haber adquirido su primera lengua, son
considerados bilingües tardíos; además, quienes adquieren su L2 junto a la L1
son aquellos bilingües simultáneos, mientras que aquellos que la adquiriendo en
diferentes momentos son bilingües secuenciados. Igualmente, según el efecto que
tenga en el sistema lingüístico del individuo (aditivo y sus trayente) donde el
aditivo hace referencia a un acercamiento conjunto y agradable a la L2 y a su
cultura, mientras el sustractivo se da cuando la L2 es aprendida sin agrado y
desprendido de la cultura. Por último, de acuerdo con la relación entre
pensamiento y lenguaje puede ser equilibrado o dominante, donde el equilibrado
presenta la misma capacidad lingüística y comunicativa en ambas lenguas y, en
el bilingüismo dominante la competencia en la lengua materna se mantiene mayor.
Finalmente, hay otros
fenómenos de contacto de lengua que no deben ser confundidos con el bilingüismo
como el plurilingüismo y el multilingüismo. En primer lugar, según el Marco
Común Europeo de referencia para las Lenguas (2002) es posible distinguir los
términos pluri y multi, siendo el primero un fenómeno individual, mientras que
el segundo es un hecho social. Es decir, que el plurilingüismo es el
conocimiento de las lenguas en un solo individuo. Mientras, que el
multilingüismo es abordado como el conocimiento y la coexistencia de dos o más
lenguas en una sociedad determinada (MCERL, 2002). En conclusión, el
multilingüismo y el plurilingüismo son términos más complejos, que toman más
factores en cuenta que el bilingüismo.
Referencias:
· Bermúdez Jiménez, J. R., & Fandiño Parra,
Y. J. (2012). El fenómeno bilingüe : Perspectivas y tendencias en
bilingüismo Universidad de La Salle. Revistas. Revista de la
Universidad de La Salle. Retrieved from https://www.openaire.eu/search/publication?articleId=od______3056::74a2b84e93c0b007478ba7a9d74759f1
·
Escutia,
M.Perspectiva psicolingüística del bilingüismo. Retrieved from http://www.textosenlinea.com.ar/textos/Perspectiva%20psicolinguistica%20del%20bilinguismo.pdf
Daniela Pacheco / Rubén Dario Ruiz
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