Alguna vez te has preguntado ¿cómo se da el proceso de
adquisición y aprendizaje de una lengua materna? Pues bien, desde que un bebe
se forma en el vientre, este desarrolla su dispositivo biológico para la
adquisición de una lengua. En pocas semanas su oído y aparato fonador logran
formarse perfectamente para después activarse mediante las interacciones
sociales en un principio dadas por la madre. Así, se da inicio a su proceso de
desarrollo de la facultad de lenguaje.
Con solo unas semanas de
nacido, el bebé logra hacer sinapsis entre sus neuronas e intercambiar
información aunque aún no haya pronunciado una sola palabra. Por medio de llantos o gritos, el bebé logra
comunicarse con su madre perfectamente obteniendo una respuesta inmediata. Vale
destacar que en este punto el bebé manifiesta el constante crecimiento de su
masa cerebral dando origen al pensamiento.
Por esto, podemos decir que el lenguaje y el pensamiento deben ser entendidos como dos conceptos
entretejidos y correlacionados entre sí.
Ahora bien, ¿cómo incide el pensamiento para que se dé el
proceso de adquisición? Retomando a Chomsky, un niño nace con la capacidad innata
de aprender cualquier lengua. El bebé
desde el vientre empieza a familiarizarse con los sonidos característicos de su
lengua materna (previamente escuchados) creando una preferencia de su idioma
materno antes que la de otros no conocidos.
Además, logra distinguir entre las
palabras que poseen un significado y las que no. A los 6 meses un bebe sigue siendo un oyente
universal; es decir, logra distinguir los sonidos pertenecientes a su lengua
materna e incluso los que no. No
obstante, a los 10 meses el bebé deja de ser el oyente universal y como
cualquier adulto no distingue la diferencia entre los sonidos de dos lenguas
distintas. Aun así, lo anterior no significa que se pierda la capacidad para
distinguir sonidos de otro idioma sino que el cerebro sufre un proceso de
clasificación y selecciona los sonidos de su lengua materna o de su entorno. En
caso de que el niño crezca en un contexto con más de una lengua este logrará
aprender los sonidos característicos de ambas.
Tan solo unos meses después, por medio de balbuceos,
asociando el oído con la boca, el bebé
intenta imitar los fonemas con solo un propósito específico: conseguir emitir las
palabras correctamente para lograr optimizar su comunicación. Posteriormente, se acompañará de la
señalización y gestualización.
Al año, el bebé logra dar paso a la articulación de
sonidos y pronunciación de palabras completas. Asimismo, su vocabulario
aumenta cada día aunque entienda más palabras de las que logra emitir. Más
tarde, inesperadamente, el bebé logra conectar cada palabra con su significado
y su aprendizaje se acelera exponencialmente, formando estructuras gramaticales
que antes no conocía. A esto se le llama explosión del lenguaje. Después, por
medio de la práctica, el proceso se activa y
el niño logra pronunciar más palabras que le permitirán pensar en ideas
nuevas.
Sin duda, este inicio del proceso de Ontogénesis del lenguaje
está ligado al proceso de Filogénesis dado que lo revive de forma muy acelerada.
Es decir, el recién nacido atraviesa por cada una de las etapas anteriores con
el fin de adquirir y aprender el lenguaje como lo hizo en un principio el homo
sapiens.